Pío Moa, en este libro, trata del movimiento insurreccional de octubre del 34 y de sus consecuencias. Su tesis básica es que dicha insurrección constituye literal y rigurosamente el comienzo de la guerra civil en España. Por tanto en Julio de 1936 sólo se habría reanudado la lucha emprendida casi dos años antes. La idea no es nueva, Gerald Brenan consideró "la revuelta asturiana del 34 como la primera batalla de la guerra" al igual que Enrique Barco en su libro " El golpe socialista" o el recientemente desaparecido Ángel Palomino en su " 1934: La guerra civil comenzó en Asturias".
Y eso que Asturias sólo fue una parte de una insurrección más vasta, la parte más larga y sangrienta, pero no la decisiva. Mayor peligro revistieron los golpes preparados en Madrid y Barcelona, aunque fracasaran rápidamente. Además en más de una veintena de provincias corrió también la sangre.
El movimiento de octubre fue diseñado explicitamente como una guerra civil, siendo el más sangriento y el mejor organizado por la izquierda revolucionaria en Europa desde la revolución rusa de 1917. Movimiento que no fue de caracter defensivo frente a una derecha fascista como han señalado falsamente muchos historiadores. La CEDA ni lo era ni los revolucionarios creían que lo fuera. A desechar también la idea de que las masas oprimidas y desesperadas radicalizaron el PSOE y la Esquerra, tal desesperación y opresión no existían. Es más, las masas en el 34 no hicieron caso a los llamamientos bélicos de sus líderes. Además la revuelta no pretendía defender la república, la quería destruir para instaurar la dictadura del proletariado.
¿ Por qué el PSOE y la Esquerra eligieron el camino de la guerra civil?. El primero por creer que las condiciones para la revolución socialista se daban ya. La Esquerra por el deseo de conseguir " un Estado catalán dentro de la República Federal Española". La realidad histórica ha demostrado que esta insurrección fallida de octubre, además de no escarmentar a quienes la promovieron, fue en lo sucesivo " bandera de combate para unos y espectro aterrador" para otros". Una de las causas de ello fue el predominio del sector revolucionario de Largo Caballero dentro del PSOE, a esto se sumó el auge del PCE. Otro factor causante fue la recuperación política de Azaña que justificó y elogió abiertamente la revolución de octubre. A ello se unió la demolición del partido centrista de Lerroux, orquestada por Prieto y Azaña con la connivencia de Alcalá Zamora, único "partido-colchon" entre derechas e izquierdas, suceso que sólo se entiende por las enconadas rencillas hacía Lerroux por parte de Azaña y Prieto, así como por el resentimiento de Alcalá-Zamora, que además aspiraba a ser el heredero político del desfenestrado Lerroux. El odio que se sembró en grandes masas de población tras octubre del 34 se encauzó a través de la campaña de propaganda lanzada por las izquierdas en torno a los supuestos crímenes de la represión en Asturias. Los efectos políticos de tal campaña fueron cruciales. De ella nació una sed de venganza en millones de personas y una hostilidad sin fisuras entre izquierdas y derechas. Por ella se constituyó el Frente Popular, que en su campaña por conseguir el poder causó fuertes llamaradas de odio en las elecciones del 36. " Tales fueron las consecuencias de la revolución del 34, planeada como una guerra civil: una serie de procesos de fractura social y radical enfrentamiento que hicieron probable y por fin inevitable la guerra en menos de dos años".
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